La invasión o El loco Yégof
Book Excerpt
--¡Retiraos, raza maldita!... ¡Retiraos..., no me aturdáis más... o suelto contra vosotros mi jauría de dogos!
Aquella amenaza no produjo otro efecto que aumentar los silbidos y las carcajadas; pero como en el mismo instante Hullin apareció en el umbral de la puerta con una larga barrena en la mano y como, distinguiendo a cinco o seis de los más revoltosos, les advirtiese que aquella misma noche iría a tirarles de las orejas durante la cena, lo que el buen hombre había hecho ya varias veces con el consentimiento de sus padres, el cortejo se disolvió, consternado de semejante encuentro. Entonces, volviéndose hacia el loco, el almadreñero dijo:
--Entra, Yégof, y ven a calentarte al lado del fuego.
--Yo no me llamo Yégof--respondió el desdichado como